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El Poeta Porteño

Aprontes líricos

Release Date: 09/14/2021

Un incansable corazón paseó su soledad por pasajes ocultos.

Reconoció dulces recovecos -esos lienzos que aún brillan en esta ciudad-, y a los decires de la calle y el bar. Pintó en su alma enamorada a las tardecitas adormiladas y solitarias del verano, a la canción al cielo en las madrugadas despreocupadas del regreso, a las mañanas de domingo….

Bebió toda la luz de sus tempestades y no rescató a los incómodos escombros de ambientes berretas, pero no pudo deshacerse de ellos. Así que simplemente los quemó en el fondo de un cajón.

¡Ah!, pero en el bolsillo agujereado de la memoria acomodó muchas imágenes de cíclicos esplendores. Súbitas luces que abren la escena con el impulso del romero y la albahaca, cuando se respiran como vida pura en la mañana.

Lo vieron mis líricos ojos entusiastas en una esquina de Flores Sur charlando con los Hombres Sensibles.  Así escuché a su fueye de elocuente porteñismo de entre siglos: “…tomamos un feca en el trocen…”, “che, alto laburo ese eh”. Al tiro nomás recomendó leer a Ramponi y brilló su rostro cuando dijo: “loco, ¡ese sí que le sacó jugo a las pierdas!”.

 

Yo sé que todavía sale el Poeta Porteño con el mate y la silla a las calles de los atardeceres estivales. Porque el Poeta Porteño no le esquiva, le guapea a la tragedia de la vida moderna. Y eso es muy importante. Por eso conserva su querido tango con orgullo, aunque muchos se extrañen y nunca icen su bandera.

Como no puede ser de otra manera el Poeta Porteño también canta:

 

¿Las glicinas dónde están?

Los gorriones… no los veo.

¿Mis palabras dónde están?

Mis palabras…, Viento Reo…

 

 

A veces, como un pibe esquinero de clase media baja de un barrio del sur, busca alguna tuca insólita en el borde abismal del cordón.  El busca las palabras como pilchas, cómo a sus amigos y amigas con frescas risas. Busca esas cosas que nunca serán sinceras en bocas de “loro-cutores” radiales o televisivos.

Sus palabras chispean golpeando con la misma velocidad de la luz.

El Poeta Porteño está en clara minoría y sabe que hay que volver a empezar. Pero sólo puede existir como un sueño vivo.

Es un sueño de triunfo con la mochila al hombro por la Sierra Maestra, que en un claro mira las estrellas.